Territorios íntimos

Este es un espacio de reflexión sobre el territorio que nos rodea, cómo influye en nosotros y viceversa.

jueves, 27 de octubre de 2011

Sierra de Camarolos, origen del Guadalmedina

Arte abstracto. Eso pienso mientas observo la variedad de colores y formas. Piso un marrón con toques grises, verdes, amarillos, doy otro paso y estoy pisando un mullido suelo multicolor tapizado de de hojas de encinas. Esto es mejor que un cuadro abstracto.

Y es que ir a la sierra de Camarolos con los compañeros de Arquitectura de Granada y de Fundación Rizoma, es la mejor manera para aprender a apreciar un paisaje como ese, pero sobre todo es una lección de aprender a mirar un territorio tan variopinto. Es importante apreciar cómo el ecosistema va adaptándose desde la cuenca del Guadalmedina hasta llegar al mar. Con esta premisa ya la primera vista es completamente distinta. 

Dentro del mismo paraje éste cambia según la zona. En las zonas más sombrías encontramos un húmedo y fértil bosque de encinas. En las llanuras más amplias vemos distintas especies, los contrastes de los verdes y la roca caliza al desnudo. La luz del día también incide sobre el terreno cambiando las tonalidades y la propia luz del mismo. 

Sentir el terreno, escalarlo, acariciarlo, apreciarlo, descubrirlo es algo único para comprender el río Guadalmedina, tan castigado a lo largo de su cauce. Su origen, es un foco repleto de diversidad y riqueza. Comprendiéndolo así, las ideas para naturalizar su cauce, sobre todo en la parte urbana, son muy flexibles. Aprovechar esos conceptos de variedad, riqueza, adaptación, origen... considero que son básicos para hacer de su parte más cementada un terreno más coherente, acorde con la propia naturaleza del río.

Como todo, es cuestión de ser consciente sobre la situación real, dejando atrás prejuicios e ideas preconcebidas de cómo “debería” ser tal o cual cosa. Me parece fundamental y enriquecedor que esferas como la arquitectura, la biología, el arte, la sociología... se aúnan para producir ideas más convenientes y completas, más versátiles para los tiempos que corren. Y sobre todo me parece que es esencial la participación ciudadana para el bien común. Después de todo no deja de ser un espacio de y para todos, por lo tanto tenemos el derecho y deber de opinar sobre el mismo. 

Hay entre manos un proyecto muy especial, que bien aceptado y llevado a la realidad, podría generar beneficios en todos los sentidos, sobre todo humano, que muchos se niegan a ver por miedo e impaciencia a un fructífero futuro para Málaga.